Entre Fernanda y Eduardo existe un lazo de amor puro y leal con la ingenuidad de dos ninos que han crecido juntos y felices. Gonzalo, el padre de Fernanda, nunca ha reparado en diferencias sociales, pero su esposa Monserrat rechaza energicamente esta amistad dado que Eduardo es hijo de una empleada de la hacienda.
Eduardo regala a Fernanda un dije con sus iniciales FE como simbolo de ese fuerte sentimiento. Los chicos tienen momentos maravillosos encontrandose a escondidas, hasta el momento que la desgracia los alcanza al ser descubiertos por Barbara (asistente personal de Don Gonzalo), quien derrocha su maldad provocando que sean separados durante muchos anos.
Cuando se da el reencuentro de la pareja, sus sentimientos se mantienen intactos, pero ella desconoce que ese hombre que la inquieta es su gran amor.
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